Solución a la Aventura: El legado Abrapampa Como cortesía esa es la solución para la primera parte de Aquelarre, la verdad que es muy fácil terminarla, pero por si te atascas en alguna parte puedes consultarla. Mi amigo Pedro de Abrapampa me había pedido ir a rescatar a una doncella que había sido desposada injustamente por un tal Fernando Antunez y aunque sabía que era medio precipitado partimos al otro día. ¿Estas seguro de querer leer? Sigue más abajo... 1. El Camino El camino planteaba pocas dificultades, estaba en buen estado. Atravesamos algunas zonas rurales, recorriendo de Sur a Norte. Por las noches acampamos bajo las estrellas y recuerdabamos con Pedro los viejos tiempos. Al amanecer desperté, pero Pedro ya no estaba y tampoco sus cosas. Supuse que se adelantó para ganar tiempo. Al este estaba el campamento, allí cogí las sobras de comida y sin más me lanzé al camino. Más al norte el camino se mostraba más descuidado y parecía haber menos población. Me fijé en los arbustos al lado del camino y encontré un amuleto. Recordé que Pedro llevaba uno así así que lo cogí y me lo puse. El camino seguía hacia el norte donde el terreno cambiaba determinantemente, ya no se distinguía la ruta del suelo. Me fijé en las piedras al lado del camino. Era un pedregullo bastante grueso, estaba por todo el lugar. Entre la tierra estaba una extraña moneda y la cogí, quisá serviría más adelante. Rumbo al norte llegué a una arboleda donde pude ver seis cadaveres colgando de los árboles entre ellos estab el de Pedro. Cinco soldados de aspecto lamentableestabán allí junto a su Jefe. Parecían una banda de ladrones y no quise correr la suerte de Pedro así que pregunte algunas cosas al soberbio jefe que me tomó el pelo cuando hablo de pedro. No tuve más remedio que darle mi moneda de oro. Inmediatamente pasé al Pueblo. 2. El Pueblo de Incinillas Era un pueblo pequeño y de aspecto pobre. El arco de la entrada decía Incinillas. La verdad no me gustó nada la vista. Me dirigí a la Plaza. Carecía de vegetacion, y había unos pocos puestos, un aljibe antiguo, los caballos de alguien. Se me ocurrió arrojar la moneda extraña al pozo, la visión que tuve en sobre el agua me perturbó aún más. Me dirijí a las granjas. Ninguna parecía muy floreciente, el aspecto general no era bueno, miré un poco alrededor pero no encontré nada útil. Me dirijí a la posada entonces, sólo un par de mesas, una caldera, algunos barriles, etc. Los campesinos sentados no parecían muy amistosos, también había un borracho perdido. El posadero me saludó, le pregunté por el vino y aunque costaba una moneda la jarra decidí no hacerlo. También le pregunte por el Barón pero a juzgar por su respuesta me pareció que no era la persona indicada para preguntar. Le hablé al borracho Y me dijo: "El Barón esconde oscuros secretos, de los que cuestan el alma" y me despidió con un concejo: "Aparta las tinieblas de tí" Probé una porción del guiso y me sabió muy mal. Le pagué al posadero y me marché. Me di cuenta que no obtendría nada más del pueblo y subí el sendero Abrí la puerta e hizo un extraño sonido 3. El castillo Entré al Castillo, que resultó casi muerto como todo el pueblo. Cogí una antorcha, que estaba apagada. Había 2 arcos de rocas que conducían a los costados. El del oeste iba a la cocina de donde tomé una botella que luego comprobé era de vino. Al este había una capilla que me dió escalofríos, su altar había sido usado para quién sabe que prácticas, aunque más tarde comprendería de que se trataba, ahora debía avanzar. Me dirigí al Patio central, su única función era dar paso a las torres del castillo. Así que me dirigí a la Torre NE , subí y me encontré a un soldado que vencí facilmente. Al morir puede coger su hacha y una llave. Bajé al Patio central y me dirijí a la torre NO donde usé la llave del soldado y entré. Subí y pude ver un extraño mago, que me miraba atentamente. También un Baúl que quise abrir pero el mago me interrumpió: -"Deja eso, no hay nada que te sirva allí" dice el mago -¿Dónde esta Marina?- le retruqué -"La maldita está en un lugar seguro, no la atraparás jamás" -¿Quién eres tú?- le dije ya sin respeto -"La pregunta debería ser qué soy, pero no querrás saberlo" - ¿Dónde está el Barón?- intente no ponerme nervioso -"El Barón está preparandose para perder su alma" -¿Porqué perderá el alma?- pregunté intrigado -"Intentará engañar al Amo y Señor de la Mentira" -¿Qué es lo que tú quieres?- dije ya completamente desconcertado -"Yo sólo sirvo a mi Señor" y no se me ocurrió nada más para decir. Lo cierto es que no pareció muy rudo este enigmático sujeto, y me arriesgué a atacarlo Al instante el mago desapareció. Entonces pude abrir el baúl descubriendo una Llave del Mago y una Copa de Plata. Se me ocurrió comer las sobras de comida que llevaba. No estaban mal. Acto seguido llené la copa con Vino y lo bebí No se porqué pero me sentí más fuerte y valiente luego de hacerlo. Baje y me dirigí a la torre SE Subí, pero estaba todo muy oscuro y no podía ver nada. Usé mi yesquero y enciendí la Antorcha. Pude ver una mesa y una silla. Sobre la Mesa había un Cofre Dorado, una Pluma, un Pergamino en Blanco y un Tintero. Prendí las velas que había allí Y quise abrir el cofre, Probé con las llaves que tenía pero no funcionó. En un rapto de lucides intenté con la pluma y funcionó Abrí el Cofre Dorado, descubriendo un Pergamino Antiguo. En ese momento se extinguió el fuego de la antorcha por lo que agradecí haber prendido las velas, que, dicho sea de paso, parcían no consumirse. Cogí el pergamino y aunque no me atreví a leerlo lo guardé por las dudas. Nuevamente bajé y me dirigí a la torre SO. Subí y noté que la habitación estaba dividida por una reja. Entré en la celda con la llave del mago Allí había un camastro de paja un tanto desvencijado, con unas sábanas y mantas un poco gastadas, que aún estaban calientes. Pude notar que Marina había estado aquí y a juzgar por ciertas manchas debía estar a punto de tener su bebé, el hijo de Pedro. Salí de la celda y Oí un grito proveniente de la Capilla del Castillo Me dirigí inmediatamente a la Capilla 4. El Final Allí estaban el Barón, el extraño Mago y Marina, pariendo a su hijo. El barón me dijo: "¿Qué haces aquí!, ahora morirás como el maldito Pedro de Abrapampa! Elegí blandir mi espada pues el hacha no sabía manejarla muy bien y ataqué al Barón. Logré vencer al Barón, el extraño mago salió volando por la ventana mientras reía. Desaté a marina y la ayudé a parir a su hijo allí mismo. Unos instantes después la imagen de San Petrolino parecía tomar vida y se me acercó, pero era Pedro, mejor dicho su espíritu, y me dijo... Juégala y te enteras del final y de las curiosidades