N I ¥ O M A L O SOLUCION Para casos extremos de desesperaci¢n Al quedarme solo en el sal¢n, decido que tengo que salir de aqu¡ como sea. Lo primero que hago, es inspeccionar toda la planta superior. En el sal¢n, sobre la mesa, veo un jarr¢n. Lo cojo, y al examinarlo, descubro dentro una llave oxidada, que naturalmente cojo. Me dirijo al oeste, y encuentro que la puerta del cuarto de Felisa, as¡ como la de su cuarto de ba¤o, est n cerradas con llave. Entro en el trastero, y veo un rollo de cuerda, demasiado grande para que yo pueda cogerlo. Vuelvo al sal¢n y voy al este. Entro en el cuarto de mis padres. Sobre la mesita izquierda, hay un anillo de oro. Lo cojo y al examinarlo, leo el nombre de mi madre. Lo dejo, para no crearme m s problemas, y salgo. Entro en el cuarto de ba¤o, y al examinar la ba¤era, descubro un frasco de cristal. Lo cojo, y al examinarlo, veo que est  casi lleno de un l¡quido pastoso. Un plan se empieza a formar en mi mente. Dejo el frasco y salgo. Entro en mi cuarto y, al ver una llave plateada, que es la de mi puerta, recuerdo que felisa tiene tendencia a encerrarme aqu¡, cuando hago una faena grande. Decido esconderla. Al examinar la estanter¡a, veo un diccionario. Lo cojo, y al examinarlo, veo que es a prop¢sito para esconder cosas peque¤as. Dejo la llave de mi cuarto en la estanter¡a, y dejo luego el diccionario en la estanter¡a. Vuelvo al cuarto de ba¤o, cojo el frasco y lo rompo. Al momento viene Felisa, y me grita, va por los cacharros de limpieza, y me echa de all¡. Voy al vest¡bulo, y al examinar el mueble descubro un caj¢n. Lo abro y al examinarlo, veo una llave grande que cojo. Al examinar la mesa, descubro el diario de Felisa, y al leerlo, (varias veces), descubro que guarda la llave de su cuarto en el bolsillo de su delantal. Bajo al vest¡bulo. Voy al comedor. No hay nada interesante. Voy a la cocina, y tampoco encuentro nada £til. Entro en el cuarto de la limpieza, y all¡ veo unos guantes, que cojo. Entro en el cuarto de lavar, y al examinar la tabla de planchar, descubro que una de las varillas, que sirve para sujetar el cable de la plancha, es extra¡ble, y la saco. Vuelvo al vest¡bulo, y entro en el despacho de mi padre. All¡ veo un cuadro, con una fotograf¡a de mi madre. Al moverlo, descubro la caja fuerte. Tiene un teclado alfanum‚rico, por lo que deduzco que debe abrirse con una clave. Entonces pienso: "si est  detr s de la foto de mi madre, la clave debe ser algo relacionado con ella". As¡ que decido probar con su nombre, y efectivamente la caja se abre. Al examinarla, veo una llave dorada, que cojo. Entonces, me doy cuenta de que Felisa habr  terminado de fregar, y no debe encontrarme fuera de la planta superior. En cinco movimientos, y sin equivocarme, cierro la caja, coloco el cuadro, vuelvo al vest¡bulo, subo al piso de arriba y entro en el sal¢n. Felisa sale en ese momento, y por su mirada, comprendo que, en cuanto deje las cosas de fregar, la voy a tener. No debe verme con todas estas cosas. Voy al trastero, con un solo movimiento "dejo todo" y vuelvo al sal¢n. Despu‚s de aguantar la bronca, me encuentro en mi cuarto. Me pongo la cazadora, y salgo. Voy al cuarto de mis padres y pulso el interruptor. Felisa baja a la planta baja a ver qui‚n es. Entro en el trastero y cojo el llav¡n que cog¡ en el vest¡bulo. Ahora puedo entrar en el cuarto de Felisa. Sobre el tocador hay unas tijeras, que me llevo, y salgo. Voy al trastero, corto la cuerda con las tijeras, cojo todo y salgo. Entro en el cuarto del chofer, pero est  muy oscuro. Vuelvo al sal¢n, y pulso el interruptor que est  junto a la puerta. Entro otravez, y voy a la puerta del sur. Veo un interruptor, pero est  muy deteriorado. Me pongo los guantes de goma, y enciendo la luz. Salgo, y veo una escalera, que no me inspira confianza. Examino la barandilla, y descubro una bola de metal. La examino, y descubro que est  firme. Ato la cuerda en ella, me quito los guantes, y bajo. Veo una puerta de metal. Intento abrirla, pero la cerradura est  oxidada. Hago palanca con la varilla en la llave grande., y la puerta se abre. Salgo, y estoy en la calle. El juego est  terminado. Existe tambi‚n una forma inesperada de terminar con ‚xito el juego. Esa salida no te la voy a decir. Deber s descubrirla t£ mismo, pues es una especie de broma o divertimento tonto, que depender  de tu astucia, perspicacia, incluso suspicacia, y ¨por qu‚ no?, de tu grado de liberalidad de pensamiento y moral. Por otra parte, es una forma de proporcionarte un entretenimiento adicional, cuando ya hayas resuelto el problema. Es como si dij‚ramos, dos enigmas en uno.