N I ¥ O M A L O Hola, amigo: bienvenido a mi mundo. Soy un ni¤o de doce a¤os. Soy bastante guapo, alegre, juguet¢n ycari¤oso, y muy, muy mimoso. Tengo un padre que me quiere mucho, aunque es un poco severo; y una madre que me adora, me mima y me complace mucho m s de lo que ser¡a considerado "normal". En casa hay una chacha, Felisa, que es mi pesadilla. Es bastante antip tica conmigo, desagradable y gru¤ona. Creo que me odia, aunque a veces, cuando ella no se lo espera, al mirarla de reojo, la he visto mirarme de una forma muy, muy rara. Creo que guarda hacia m¡ un extra¤o e inconfesable sentimiento. Precisamente, Felisa es hoy mi problema. Mis padres se han ido de fiestorra, y no me han querido llevar. Bueno, mam  s¡ quer¡a, pero pap  le ha dicho que "el ni¤o s¢lo va a molestar". Vaya, para los adultos, los ni¤os siempre molestamos. S¢lo cuando ellos quieren jugar, que les demos besos o tocarnos y retorcernos como mu¤ecos, entonces no les importa que "moleste el ni¤o". El caso es que me he quedado en casa con Felisa; y hemos tenido una bronca: A la hora de comer, no me ha gustado la comida. Cuando est  mam , si digo que no me gusta, me hace otra cosa. Ya s‚ que eso no est  bien, pero ¨qu‚ le voy a hacer si soy su ni¤ito mimado? Pero Felisa se ha limitado a quitarme la comida y decir: "pues lo siento, pero no hay otra cosa; as¡ que... hasta la noche, ver s que bien cenas". No me ha importado, porque iba a salir con mis amigos. Pensaba ir al "McRoland", y tomar una hamburguesa con patatas, y una Rica-Cola. Pero, ­ay! Felisa ha echado la llave a la puerta de la calle, y se la ha guardado en el bolsillo. Luego me ha cogido de una oreja, y me ha tra¡do al piso de arriba, me ha dado un bofet¢n, y me ha dicho: "te vas a quedar ah¡ toda la tarde. Ya ver s como te quito yo los mimos". Si yo le digo a mam  que Felisa me pega, seguro que no dura aqu¡ ni dos minutos; pero en el fondo me da un poco de pena, ¨qu‚ har¡a la pobre si le quito el trabajo? Ya he dicho que soy muy cari¤oso, y no quiero hacer da¤o a nadie. Si me diera s¢lo un poco de cari¤o, yo sabr¡a conseguir que me diera mucho m s, incluso que me mimara; cuando me pongo mimoso, puedo ser muy convincente. Pero el caso es que mis amigos me est n esperando en el parque que est  detr s de la casa, y adem s tengo un hambre de lobo. As¡ que, tengo que salir de aqu¡, como sea. Y, amigo m¡o, aqu¡ es donde entras t£. Tu misi¢n es guiarme por toda la casa, libr ndote, cuando sea necesario, de Felisa, que est  sentada en el vest¡bulo de la planta de arriba, leyendo una fotonovela. Tienes que buscar la forma de sacarme de aqu¡, buscando y cogiendo los objetos que puedan ser necesarios, y esquivando a Felisa, y otros obst culos que se puedan ir, y que se ir n presentando. ­Buena suerte..., para los dos!